Me llamo Christopher Little y les voy a contar la historia de Superación personal de J.K. Rowling, la autora de la serie de Harry Potter, una saga de fantasía que ha cautivado a millones de lectores en todo el mundo. Pero antes de que yo descubriera su talento, ella tuvo que superar muchos obstáculos y dificultades.
Ella nació el 31 de julio de 1965 en Yate, cerca de Bristol, Inglaterra. Su padre era un ingeniero de aviones y su madre una técnica de química. Desde pequeña le gustaba leer e inventar historias. Su hermana menor, Dianne, era su primera oyente y crítica. Una de sus primeras historias se llamaba Rabbit y trataba sobre un conejo que tenía sarampión.
Cuando tenía nueve años, se mudó a Chepstow, en Gales. Allí conoció a Sean Harris, su mejor amigo, que le prestó su moto y le inspiró el personaje de Ron Weasley. También conoció a una profesora llamada Mrs Morgan, que le animó a escribir y le hizo sentir especial.
A los once años, entró en el instituto Wyedean, donde no era muy popular ni buena estudiante. Se sentía diferente e incomprendida. Se refugiaba en los libros y en su imaginación. Una vez, mientras viajaba en tren con su familia, vio unos cisnes negros en un río y se le ocurrió el nombre de una heroína: Hermione.
A los quince años, su madre fue diagnosticada con esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso. Fue un golpe muy duro para ella y para su familia. Su madre era su mejor amiga y su mayor apoyo. Su enfermedad influyó mucho en su forma de ver la vida y la muerte.
Después de terminar el instituto, estudió francés en la Universidad de Exeter. No le gustaba mucho la carrera ni el ambiente universitario. Prefería leer libros de literatura inglesa y escribir en sus ratos libres. Durante sus vacaciones, trabajó como au pair en París y visitó otros países europeos.
En 1986 se graduó y consiguió un trabajo como investigadora y secretaria bilingüe para Amnistía Internacional en Londres. Allí aprendió mucho sobre los derechos humanos y las injusticias que sufrían muchas personas en el mundo. También siguió escribiendo historias cortas que enviaba a distintas revistas, pero ninguna fue publicada.
En 1990 tuvo una idea que cambió su vida. Mientras viajaba en tren desde Manchester a Londres, se le ocurrió la historia de un niño que descubre que es mago y va a una escuela de magia llamada Hogwarts. Empezó a escribir febrilmente en un cuaderno todo lo que se le venía a la mente: los personajes, el argumento, el mundo mágico…
Ese mismo año, decidió mudarse a Portugal para trabajar como profesora de inglés. Allí conoció a Jorge Arantes, un periodista con quien se casó en 1992 y tuvo una hija, Jessica. Sin embargo, su matrimonio fue un fracaso y terminó en divorcio al año siguiente. Su exmarido le maltrataba física y psicológicamente.
En 1993 regresó al Reino Unido con su hija y una maleta llena de manuscritos. Se instaló en Edimburgo, donde vivían su hermana y algunos amigos. No tenía trabajo ni dinero. Dependía de la ayuda social para sobrevivir. Se sentía sola y deprimida. Llegó a pensar en suicidarse.
Pero no se rindió. Siguió escribiendo Harry Potter siempre que podía: en cafeterías, parques o bibliotecas públicas. Quería terminar el libro por sí misma y por su hija. Quería demostrarle al mundo que podía hacer algo bueno con su vida.
En 1995 terminó el primer libro: Harry Potter y la piedra filosofal. Lo envié a varias editoriales, pero todas lo rechazaron. Algunas le decían que el libro era demasiado largo o demasiado infantil. Otras ni siquiera le contestaban. Estuve a punto de perder la esperanza.
Pero en 1996, yo acepté representarla. Yo creí en su libro y lo envié a Bloomsbury, una editorial de Londres. Allí, el hijo de ocho años del director leyó el primer capítulo y pidió más. Eso convenció al director de publicar el libro.
En 1997 salió a la venta Harry Potter y la piedra filosofal con una tirada inicial de 500 ejemplares. El libro recibió buenas críticas y ganó varios premios literarios. Pronto se hizo popular entre los niños y los adultos. Se vendieron los derechos para traducirlo a otros idiomas y para hacer una película.
En 1998 publicó el segundo libro: Harry Potter y la cámara secreta. Ese mismo año, su madre murió a los 45 años. Fue el momento más triste de su vida. Le dediqué el libro en su memoria. También le dediqué el séptimo y último libro: Harry Potter y las reliquias de la muerte, que publiqué en 2007.
Entre 1999 y 2005 publiqué los otros cuatro libros de la serie: Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Harry Potter y el cáliz de fuego, Harry Potter y la orden del fénix y Harry Potter y el misterio del príncipe. Cada libro era más largo y más oscuro que el anterior. Los temas centrales eran la amistad, el amor, el valor y la lucha contra el mal.
La serie de Harry Potter se convirtió en un fenómeno mundial. Se vendieron más de 600 millones de ejemplares, se tradujeron a 84 idiomas y se hicieron ocho películas que recaudaron miles de millones de dólares. También se crearon videojuegos, parques temáticos, obras de teatro y productos derivados.
Ella pasó de ser una madre soltera pobre a ser una escritora famosa y rica. En 2008, Forbes la nombró la autora mejor pagada del mundo. Pero no se olvidó de sus orígenes ni de las personas que le ayudaron. Donó parte de su fortuna a causas benéficas, sobre todo relacionadas con la infancia, la educación y la salud.
En 2001 se casó con Neil Murray, un médico escocés con quien tuvo dos hijos más: David y Mackenzie. Viven en Escocia, donde sigue escribiendo libros para niños y para adultos. Algunos de sus libros son: Una vacante imprevista (2012), El canto del cuco (2013), El Ickabog (2020) y El cerdito navideño (2021).
Esta es su historia, la de una mujer que nunca dejó de soñar ni de escribir. La de una mujer que creó un mundo mágico que ha hecho feliz a mucha gente. La de una mujer que ha superado las adversidades con coraje y esperanza. Yo estoy orgulloso de ser su editor y su amigo.