El perro que trajo la alegría
En un pequeño pueblo de Uruguay, vivía un anciano llamado Don José. Don José era un hombre muy amable y cariñoso, pero desde que había perdido a su esposa, estaba muy triste y solo.
Todos los días, Don José iba al parque a sentarse en una banca a leer un libro. El parque era su lugar favorito para estar tranquilo y pensar.
Un día, Don José estaba sentado en la banca cuando vio a un perro callejero que se acercaba a él. El perro era un labrador amarillo, muy amistoso y juguetón.
Don José se asustó al principio, pero el perro se acercó a él con la cola en alto y empezó a lamerle la mano. Don José se sintió conmovido y le acarició la cabeza.
El perro se quedó con Don José durante todo el día. Jugaron al frisbee, pasearon por el parque y charlaron. Don José se sintió muy feliz de tener compañía.
El día siguiente, el perro volvió al parque. Don José ya lo esperaba y le dio la bienvenida con un abrazo. El perro se convirtió en un visitante habitual del parque y Don José estaba muy contento de verlo cada día.
El perro le daba a Don José la compañía que necesitaba. Le hacía reír y le recordaba que la vida todavía valía la pena.
Un día, Don José estaba sentado en la banca leyendo un libro cuando el perro se le acercó con una pelota en la boca. Don José le lanzó la pelota y el perro la trajo de vuelta. Don José se echó a reír y le acarició la cabeza.
«Gracias, amigo», dijo Don José. «Me has hecho muy feliz».
El perro ladró y se sentó a los pies de Don José. Don José le dio un abrazo y siguió leyendo su libro.
El perro era un regalo del cielo para Don José. Le había traído la alegría y la esperanza que necesitaba para seguir adelante con su vida.