Contrario a lo que muchas personas piensan, aprender a aceptarse y amarse es realmente difícil. Así como hay días hermosos, también hay días nefastos que, lejos de hacernos sentir esperanza, nos hacen sentir rotas, feas, insuficientes. La buena noticia es que eso es completamente normal.
Mucha gente asume que por hablar sobre empoderamiento, motivación o, amor propio significa que tengo la mejor relación conmigo misma, que soy el sol, y nada me hunde, pero francamente uno nunca sabe lo que es aceptarse hasta que experimentas la carencia de…
Hace unos cuatro años, aproximadamente, subí de peso a tal grado que, los botones de mis pantalones y el cierre, se abrían; mi ropa dejó de quedarme, y me tardé en darme cuenta que yo misma me había puesto en esa posición. Podía culpar al estrés o malas experiencias que había tenido ese año, pero la verdad es que se trataba de algo más profundo: mi incapacidad de detectar los focos rojos.
Cuando dejas que algo te carcoma y, te haga empezar a tener actitudes que son tóxicas hacia ti, ya es una señal más que alarmante de que debes cambiar de circunstancias, y es momento de poner manos a la obra para poder hacer los cambios pertinentes para mejorar tú, solo para ti. Es un regalo de ti para ti que no tiene costo alguno.
Cuando detectes a personas o cosas que te hacen daño, no te sientas mal por poner límites, incluso cuando esa persona eres tú misma. En mi caso, por ejemplo, soy ansiosa, lo cual a veces me lleva a pensar cosas sumamente hirientes de mí misma, convirtiéndome en mi peor enemiga; aquí es en donde después de mucho tiempo y esfuerzo, aprendí a calmarme, a apartar esos pensamientos, aceptar mi culpa en un problema, y eliminar lo que me estuviera intoxicando que fuera externo a mí.
Pero no siempre me manejo con la misma sabiduría… Hay días en los que no me gusta mi reflejo; hay otros en los que despierto enamorada de mí; hay momentos en los que detesto hasta el modo en el que hablo; hay momentos en los que me gusta las cosas que hago. Y créeme, no existe persona en el mundo que todos los días de su vida despierte positiva y amando su reflejo, es imposible, simple y sencillamente porque el amor propio no es lineal, es una enredadera que nunca deja de tener sus nudos.
Claro que con los años hay algunos que son más fáciles de deshacer. Por ejemplo, en la preparatoria me dolía que se burlaran de mí, ahora la verdad es que puedo decir que ni siquiera le presto atención. Es curioso, porque como dije antes, yo soy la persona que a veces más se interpone entre lograr la plenitud en mi vida, y seguirme tirando piedras.
Sin embargo, ya lo reconozco, ya detecto cuando esos ataques de ansiedad van a tocar a mi puerta y van a atacar con un: «No lo estás haciendo bien, perdedora», y en la mayoría de las ocasiones, ya logro callarme a mí misma. Me distraigo, veo las noticias, leo, salgo a caminar, escucho música, hago todo lo posible que sé que me hace recordar lo importante de la vida: Estoy intentando, estoy dando todo lo que tengo.
Así que, si tú estás teniendo un mal día, lo único que puedo decirte con certeza es que no eres la única persona en sentirse mal, es un viaje que muchas y muchos experimentamos, me atrevo a decir que todas y todos, más bien. Porque si bien, nunca vamos a subir a Instagram cuando lloramos, es antinatural no bajonearse. También es importante recordar que nadie externa sus crisis, fracasos, o miedos abiertamente en redes, así que probablemente pienses que todo mundo está bien, pero el giro aquí es que probablemente ni la mitad lo haga.